El pasado Miércoles, 8 de Octubre de 2014, fue entregado el Premio Nobel de Química. Los ganadores este año han sido los americanos Eric Betzig y William Moerner, y el alemán Stefan Hell. En palabras de la Academia de Ciencias de Suecia, los méritos por los que se les ha premiado son: “por el desarrollo de la microscopía de fluorescencia de alta resolución”.
W. E. Moerner |
Erich Beltzig |
Stefan. W. Hell |
Durante siglos,
uno de los mayores intereses de los científicos ha sido poder observar con sus
propios ojos aquello que por su tamaño tan reducido es inasequible a nuestra
vista. Para ello se construyeron los microscopios que, poco a poco, por la
mejora de sus componentes, permitieron observar entidades tan pequeñas como
células, bacterias y algunos de sus componentes. Pero toda esta mejora técnica
se encontraba con una limitación imposible de soslayar por mucho que se
mejorasen las lentes que forman el microscopio. La resolución máxima que se
puede alcanzar con un microscopio convencional viene impuesta por la ley de
Abbe. Según esta ley, la resolución depende de la longitud de onda de la
radiación que se use para iluminar la muestra, del índice de refracción de esta
muestra y de la semiabertura del objetivo. De este modo, aproximadamente la
resolución suele ser, como mucho, la mitad de la longitud de onda de la
radiación. Debido a que los organismos vivos como células y bacterias no
soportan la energía de radiaciones con longitud de onda por debajo de 400 nm, la
resolución que se puede alcanzar con los microscopios clásicos se limita a 200
nm. Por debajo de este tamaño es imposible ver la estructura de la materia con
estos microscopios.
Para superar esta limitación, los galardonados desarollaron la
microscopía STED (Stimulated Emission Depletion Microscopy). Se trata de
una técnica microscópica basada en la fluorescencia de sondas luminiscentes que
se introducen en el objeto que se quiera visualizar. Estas sondas son
compuestos químicos capaces de emitir luz (fluorescencia) mientras son
excitados con radiación de longitud de onda adecuada para que se produzca un
tránsito electrónico. Para producir esta excitación se emplea la radiación
procedente de un láser (que se denominará a partir de ahora como de excitación).
Como los compuestos fluorescentes sólo emiten luz mientras se excitan, la zona
que emitiría luz en el objeto sería aquella sección iluminada por el láser. Sin
embargo, si se emplease sólo este procedimiento no se habría introducido
ninguna mejora respecto a los límites de resolución marcados por la ley de
Abbe. Para introducir una mejora, se emplea un segundo láser (denominado de
extinción) con una longitud de onda mayor que el láser de excitación. La
función de este segundo láser es “apagar” la luz que se emite en el contorno de
la sección iluminada por el láser de excitación (Figura 1). De esta manera se
reduce la porción del objeto que se vería por la emisión debida a la sonda
fluorescente.
Figura 1. Esquema de los láseres empleados en microscopía STED. |
Lo que resulta especialmente importante es que con este modo
de trabajar, en la ley de Abbe se introducen nuevas variables como la
intensidad del láser de extinción y de la intensidad de saturación de la sonda
fluorescente. De este modo, por medio del uso de láseres más intensos y la
síntesis de compuestos fluorescentes con una saturación adecuada se pueden
reducir sensiblemente los límites de resolución que hasta entonces había estado
fijados en los 200 nm, pudiéndose abordar la visualización de estructuras y
eventos hasta entonces imposibles de observar.
Para terminar debe explicarse de qué modo se puede llegar a
extinguir la radiación emitida por la sonda fluorescente. En la Figura 2 se
muestran dos niveles electrónicos hipotéticos. El de más baja energía es el
llamado nivel fundamental y el de más alta energía es un nivel excitado. Puede
verse que en el nivel fundamental se han dibujado unas líneas más finas y
próximas entre sí que representan a niveles vibracionales. Cuando un electrón
es excitado al nivel de energía superior puede retornar al nivel fundamental
emitiendo un fotón de dos maneras: de forma espontánea o de forma estimulada
(Figura 3).
Figura 2. Niveles fundamental y excitado hipotéticos para una sonda fluorescente. |
Figura 3. Emisión espontánea (Izquierda) y emisión estimulada (Derecha). |
Para estimular la relajación del electrón es precisa la presencia
de un fotón con la energía correspondiente al tránsito entre el nivel
electrónico de partida y el de llegada al que se quiere llegar. Aquí es donde
entra en juego el láser de extinción, que aporta los fotones necesarios para
que se estimule la relajación del electrón excitado a uno de los niveles
vibracionales más elevados del nivel fundamental. De este modo, en la zona
iluminada sólo por el láser de excitación se tiene una emisión espontánea (fluorescencia),
mientras que en el contorno iluminado por el láser de extinción se tiene una
emisión estimulada (con emisión de fotones de menor energía que los emitidos en
la zona descrita anteriormente). Para que solamente se vea la zona que nos
interesa basta con poner un filtro que deje pasar la radiación de la
fluorescencia, mientras que no se deje pasar a los fotones menos energéticos
procedentes de la emisión estimulada.
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