En
la última entrada del blog “Las diferencias impuestas por el orden” se vio que
dependiendo de cómo se dispongan los átomos es posible dar lugar a diferentes
estructuras con distintas propiedades. En aquella ocasión se hablaban de átomos
de carbono, aunque veremos ahora que las moléculas también se pueden ordenar
espacialmente y dar lugar a la formación de cristales.
Como
ejemplo vamos a tomar un alimento tan conocido y tentador como el chocolate. El
chocolate se compone fundamentalmente de cacao, manteca de cacao (una porción
grasa formada fundamentalmente por triacilgliceroles) y azúcar. Las moléculas
de triacilgliceroles pueden ordenarse espacialmente y dar lugar a la formación
de cristales.
Molécula genérica de triacilglicerol R1, R2 y R3 son cadenas de ácidos grasos. |
Ahora bien, al igual que ocurría con lo átomos de carbono en el
diamante y el grafito, la moléculas de triacilgliceroles pueden tener
diferentes formas de empaquetarse. Surgen así las diferentes estructuras
polimórficas. Del mismo modo que el diamante y el grafito (dos formas
polimórficas del carbono) tenían propiedades tan diferentes como el color, la
dureza, etc, los polimorfos de los triacilgliceroles poseen diferentes
propiedades como el sabor, la textura o el punto de fusión.
Lo
más interesante es poder llegar a comprender la importancia que esto tiene a la
hora de fabricar, vender y conservar el chocolate. Dentro de los polimorfos que
pueden presentar los triacilgliceroles que forman parte de la manteca de cacao,
existe uno de ellos que se caracteriza por tener un punto de fusión de 33ºC y
que es la forma que se desea obtener siempre en los chocolates que se ponen a
la venta. De esta manera, cuando comemos una onza de chocolate, la temperatura
de nuestro cuerpo es suficiente para que esta fase se pueda fundir fácilmente
en la boca. Por ello existe el arte de los maestros chocolateros, ya que es
imprescindible trabajar siempre con el chocolate de modo que cuando solidifique, los triacilgliceroles se ordenen en esta estructura polimórfica.
Sin
embargo, existen problemas que hay que tener en cuenta. Cuando el chocolate no
se conserva correctamente y se tiene almacenado en lugares poco refrigerados
donde puede llegar a fundirse parcialmente, termina por salir una capa
blanquecina en la superficie. Esto es el resultado de que los triacilgliceroles
de la manteca de cacao cambian su estructura y dan lugar a un nuevo polimorfo.
El problema está en que este nuevo polimorfo tiene una temperatura de fusión de
36º, por lo que no se funde tan fácilmente cuando lo comemos y su textura, por
lo tanto, no resulta tan agradable.
Esta es la razón por la que algunas casas
de productos de chocolate deciden retirarlos cuando llega el verano y las altas
temperaturas.
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